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Más abajo tienes un VÍDEO con extractos del contenido

fundidos en una bellísima música y en hermosas imágenes


La historia, fotografía e imágenes y el correspondiente vídeo han sido creados por María José Moreno

Quinta Narración de la Colección «Viajes de Ben»

La música del Vídeo pertenece al espléndido compositor Juan Carlos García

 

5ºViaje. De nuevo en el Royal Teton, Ben acude con un amigo de su hermano Imanol a una de las Reuniones de la Junta Kármica. 


***

Ben Viaja… a la Junta Kármica [5º Viaje] 


INTRODUCCIÓN BEN  VIAJA

    Como cada noche, Benjamín se mete en su camita y recita su oración preferida:

    «Hola Dios, estoy muy contento. Dime muchas cosas que quiero aprender y ahora no sé porque soy pequeño. Deseo recordarlas todas, todas, y cuando sea mayor entenderlas muy bien. Gracias Dios, te quiero mucho».

    Luego cierra los ojitos y se deja mecer por un suave balanceo…

    Y va por el aire y vuela por encima de montañas y mares…

    Otras veces simplemente aparece en el lugar que esa noche visita.

    Y llega al sitio exacto que necesita.

    Después escucha…

    … Escucha la voz de su hermano mayor Imanol, y sabe que le acompañará, como siempre, en este viaje. También siente muy cerca a Papá y a Mamá y, aunque no les puede ver ni oír, sabe que estarán a su lado.

    Entonces Ben, viendo que todo es perfecto, piensa satisfecho: «Sí, quiero seguir».  

A LA JUNTA KÁRMICA 

    — «Uno… dos… tres… cuatro…». Ben cuenta sus pasos; con esta tarea pretende medir los pasillos internos del Royal Teton, allí donde aquel verano estuviera y presenciara la Actividad en torno a la recogida de peticiones y la correspondiente asignación de estancias. Ahora, poco antes de Navidad, también se lleva a cabo la misma tarea, y él, que ya conoce el lugar, se pasea curioso y entusiasmado por diversas salas y salones que la otra vez no viera.

    — «Ima, esto es mucho, mucho, mucho más grande que mi colegio. ¡Y mi colegio es muuuyyyy grande!».

    Concienzudo, sigue intentando comparar las dimensiones de las puertas, diversos distribuidores de los distintos habitáculos y un sinfín de elementos más. Alborozado, levanta la cabeza y se ríe.

    — «Vamos, Ben, deja de hacer eso. Creo que la diferencia mayor no está precisamente en sus dimensiones ¿verdad?».    

      Ben vuelve a reír al pensar en la sempiterna Música callada de estos lugares llamados Retiros y en su cálido y envolvente Amor. 

  En medio de tan magníficos corredores, Ben se cruza con Seres de Luz de muy diversa índole, la mayoría de Ellos con un halo tan radiante que le cuesta distinguir con precisión Sus rasgos. Como en su anterior visita, todos parecen saber muy bien a dónde se dirigen. También hay otras personas, unos adultos y otros niños como él, que, en general, van acompañados por algunos de Estos Seres.

     Ahora observa a un chico mayor que le resulta conocido. Interesado, se le acerca al tiempo que éste se da la vuelta y le mira. Una franca sonrisa indica que le ha reconocido.  

    — «Tú eres Benjamín, el hermano pequeño de Imanol ¿verdad?».

    Con los ojos muy abiertos y cierta timidez, el niño asiente a la vez que recuerda a ese amigo de su hermano que una vez estuvo en su casa y le enseñó cómo hacer unos barcos de papel muy especiales. Cuando los llevó al colegio, muchos compañeros le pidieron que les enseñara a hacerlo o que les regalara uno. 

     — « ¿Qué haces aquí? ¿Conoces este Lugar?». Sus ojos, tan joviales siempre, le miran con afecto, y Ben se siente seguro y cómodo a su lado.

    — «Ya he venido otro día aquí adentro. Y también estuve las Navidades pasadas en un Lago muy grande de Llama que cada año fabrican fuera, ¡y me bañé en él!».

     — « ¡Ah, sí!, El Caldero de Llama Violeta. ¡Claro que te bañaste!».  

   El muchacho, risueño e intrigado, le mira profundamente a los ojos. Luego le brinda su mano y observa atento en derredor como buscando algo.

    — «Fíjate, ¿ves aquella zona tan amplia? La puerta más grande da a una antecámara de la Sala de Audiencias. Vamos, tenemos que entrar».

     Ben le sigue entusiasmado. Comprende que va a asistir en directo al otorgamiento de las peticiones.

     Al entrar siente el enérgico impacto de la Luz en Sus múltiples expresiones. Una exquisita acogida que le invade por todo el cuerpo y que le hace recordar los Baños de Llama.

     Muchos son los Seres que allí se encuentran. Todos orientan Su atención hacia el frente; la zona donde el recinto se abre, descorriendo unas cortinas de malla de oro, a la Gran Cámara de Audiencias: el Salón de la Llama.   

    — «Alrededor del Salón se han tallado siete preciosas antecámaras, como los pétalos de una flor. Y cada una representa a uno de los Siete Rayos de Luz. En éstas y otras ocasiones se pueden abrir para ver desde ellas el Altar», le explica. 

   Pero lo que en este momento llama la atención del niño es que, justo encima de dicho altar, sentados en semicírculo y sobre la atmósfera, se halla reunida la Junta Kármica escuchando una petición.

    Sobrecogido por la sublime efusión que mana de Los Señores del Karma, distingue a un poderoso Ángel que se adelanta y habla solemnemente.

   — «Es el Vocero de la Junta. Pregunta si hay alguien de entre las personas que están aquí que quiera apoyar la petición que acaban de hacer».

    — « ¿Tú has traído una?» Ben recuerda lo bien que se solucionó el asunto de su colegio.

    — «Claro. Y después, en casa, tenemos que quemar el papel donde la petición está escrita».  

     Busca en el Salón.

    — « ¿Ves a aquellos dos señores que están al lado de Ese Ser tan Brillante?», le dice señalando a unas personas que hay sentadas junto a un Maestro de Sabiduría. «He venido con ellos. Vamos a proponer una reforma en el Sistema Educativo de la Enseñanza Primaria que contemple el estudio del impacto del color, olor y sonido en las personas y ambiente, y necesitamos de la ayuda y orientación de estos Grandes Seres. Ese Maestro Ascendido que ves ahí nos ha ofrecido Su apoyo».

     — «Yo estoy en la Enseñanza Primaria, ¿verdad?». 

  — «Verdad. Y si se enseña desde tan pequeñitos el bien que podemos hacer al mundo y a nosotros mismos con el uso inteligente del color y de la música, por ejemplo, esto puede modificar nuestras costumbres y aportar un gran cambio a la sociedad».

     — «Yo no soy pequeñito». Benjamín mira desafiante a su amigo. «Y ya soy bueno…». Ahora se queda pensativo… «Pero si aprendo eso que dices, creo que puedo ser mejor y hacer más cosas buenas…».

      Con un cariñoso apretón de manos el compañero le infunde seguridad.

    — «Claro. Todos tenemos que aprender qué ocurre cuando elegimos una música u otra, o cuando hablamos en un tono de voz u otro. Verás que una forma divertida de mejorar es usar los colores adecuados cuando nos vestimos, o cuando pintamos nuestro dormitorio…».  

      — «Sí. Mi mamá me preguntó de qué color quería que fueran las servilletas para mi cumpleaños y yo las elegí blancas con globos verdes y amarillos», dijo Ben satisfecho.

   Este recuerdo distrae la atención de Ben hacia su casa y su cama; y de pronto siente el tirón envolvente que le aleja del Evento y de los fascinantes Seres que en él intervienen. Apenas advierte que no conoce el nombre de su compañero mientras le oye decir que volverán a verse; y, embebido en la dulce imagen del Tribunal escuchando peticiones, se deja ir… sabiendo que cada viaje le acerca más a una clase de Calor mucho más sutil y profundo de lo que él sabría explicar. 

EPÍLOGO

 

    Sus manitas frotando sus ojos le devuelven a la clara luz de la mañana.

    Ahora, enseguidita, vendrán a despertarle.

    De nuevo sentirá el amor de papá y mamá, y estará con Imanol que siempre le ayuda y juega con él, y hará muchas cosas divertidas.

    Y viendo que todo es perfecto, piensa satisfecho:

 

    «Sí, quiero seguir».  

 

FIN

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