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Más abajo tienes un VÍDEO con extractos del contenido

fundidos en una bellísima música y en hermosas imágenes


La historia, fotografía e imágenes y el correspondiente vídeo han sido creados por María José Moreno

Segunda Narración de la Colección «Viajes de Ben»

La música del Vídeo pertenece al espléndido compositor Juan Carlos García

 

2ºViaje. Ben desea ayudar en una situación de su colegio, y acude al Royal Teton solicitando la colaboración de los Seres de Luz.


***

Ben Viaja… a la Recogida de Peticiones [2º Viaje]


INTRODUCCIÓN BEN  VIAJA

    Como cada noche, Benjamín se mete en su camita y recita su oración preferida:

    «Hola Dios, estoy muy contento. Dime muchas cosas que quiero aprender y ahora no sé porque soy pequeño. Deseo recordarlas todas, todas, y cuando sea mayor entenderlas muy bien. Gracias Dios, te quiero mucho».

    Luego cierra los ojitos y se deja mecer por un suave balanceo…

    Y va por el aire y vuela por encima de montañas y mares…

    Otras veces simplemente aparece en el lugar que esa noche visita.

    Y llega al sitio exacto que necesita.

    Después escucha…

    … Escucha la voz de su hermano mayor Imanol, y sabe que le acompañará, como siempre, en este viaje. También siente muy cerca a Papá y a Mamá y, aunque no les puede ver ni oír, sabe que estarán a su lado.

    Entonces Ben, viendo que todo es perfecto, piensa satisfecho: «Sí, quiero seguir».  

A LA RECOGIDA DE PETICIONES 

    Cuando divisó las magníficas Montañas Rocosas, el niño supo inmediatamente que ya había estado en ese lugar. Por ello buscó enseguida el gran Lago de Llama donde estuvo sumergido las Navidades pasadas y del que tan bellos recuerdos guardaba.  

     — «No lo busques, Ben», le dice Imanol, «ya no está. Lo llaman El Caldero de Llama Violeta, y sólo lo construyen poquito antes de la Nochebuena, el 18 de Diciembre; pero luego, a final de año, cuando todas las personas ya se han bañado en él, lo retiran».

     — «No era un caldero, Ima. Más bien se parecía a una piscina muy, muy grande». 

    — « ¡Y tan grande!», rió su hermano. «Se llama así, pero en realidad es un Lago de 300 metros de diámetro. Sin embargo no lo encontrarás hasta las próximas Navidades que lo fabriquen de nuevo. Ahora  todavía estamos empezando el verano, ¡es Junio!».  

     Pero Benjamín ya se encuentra deambulando por la agreste ladera y apenas si le escucha. Se pregunta cómo traspasar esa ingente acumulación de rocas; sabe que el lugar al que se dirige se encuentra dentro y, confusamente, recuerda que ha venido a hacer algo, algo muy concreto; pero… ¿qué era?

     — «Debo acordarme», piensa.

   En ese momento comienza a formarse junto a una zona especialmente abrupta una bellísima nube luminosa que llama su atención; poco a poco va definiendo la figura de un Ser muy alto y brillante que parece emerger desde dentro de ella. Ben nota que le hace señas para que se aproxime, y es tal la Bondad que desprende que, aunque un poco cohibido, se acerca con gran curiosidad y toma la mano que le ofrece.   

   — « ¿Quién eres? ¿Vas a jugar conmigo? ¿Me llevarás dentro?», le pregunta.

       — «Claro. Me puedes llamar Tinel», y tocando levemente una gran roca ésta se desplaza.  

   Ben contempla atónito el suceso.  Después le sigue entrando en la cavidad, y allí ve una enorme puerta de bronce que, tras ser presionada en varios puntos por Tinel, se abre lentamente.  

  Boquiabierto, comprende que se encuentra dentro de la montaña y, observando el amplio recinto, percibe la ya familiar acogida; es la misma calidez que envuelve todos sus viajes. Agradecido, ciñe mejor la mano de su nuevo Amigo y baja las escaleras que le conducen a una estancia circular. Las paredes brillan tenuemente y Ben, ilusionado, se suelta y corre a tocarlas. Se respira una dulce y fresca fragancia.  

     Mientras transitan diversas cámaras bajando en lo que parece ser un ascensor muy peculiar, Tinel contesta a las preguntas de Ben. Le explica que se usan Rayos de Luz para excavar las habitaciones dentro de la misma montaña, y que, además, así no sale ningún escombro; igualmente se usa la Luz para mantenerlas limpias y aireadas. Ben se mira las manos y, de algún modo, presiente que puede salir Luz por ellas y que un día también él aprenderá a manejarla. «Podría mantener siempre limpio el balón que me regaló papá», piensa.  

    — «Verás, esta noche, al irte a la cama a dormir, pediste algo, ¿lo recuerdas?».  

    Ben hizo memoria… ¡eso era!  Recordó que se durmió pensando en algo que le preocupaba desde hacía varios días. Resulta que en su colegio había un grupo de niños que asustaban a los más pequeños durante el recreo y siempre se las arreglaban para que los profesores no les vieran. Ben decidió rezar todas las noches hasta que eso acabara, y también había acordado con su mejor amigo Pablo que cada recreo, al principio, los dos dirían en voz alta y a la vez: ¡hoy jugamos todos contentos! Habían comenzado a hacerlo, pero no sabía si ellos solos lo conseguirían.  

    Esperanzado, se lo contó.  

    — «Querías ayuda y por eso estás aquí». Y Tinel procedió a explicarle que dos veces al año se podían presentar aquí peticiones para obtener más Fuerza para proyectos que beneficiaran a muchas personas. «Muchas veces las peticiones las hacen grupos. Luego, hacia finales de mes, el Tribunal se reúne y decide cómo repartir la ayuda».    

     Ahora se encuentran en una estancia con numerosas puertas en torno. Circulan Seres de Luz que Se saludan cordialmente; cada Cual parece saber a qué cámara entrar. Tinel lo deja solo por un ratito y le pide que espere tranquilo echando un vistazo hasta que Él vuelva. Ben, gustoso, recorre el lugar observando que todas ellas tienen junto a la puerta un tablero blanco y dorado conteniendo papeletas y diversos pergaminos adosados.  

    — «Son las peticiones que dentro de cada sala se van a tratar», le habla de nuevo la voz de su hermano. «Los papeles los envían personas que, como tú, desean hacer algo útil y piden una colaboración extra de los Seres de Luz que visitan este lugar».  

      — « ¿Pero cómo han llegado aquí?; ¡yo no traigo papel!», dice Ben preocupado.   

   — «Eso no importa, porque todavía no sabes escribir. Estas personas han escrito su petición en una nota cuando estaban despiertos en su casa; han puesto mucho amor y ganas de trabajar para sacarla adelante. Luego, para que pueda llegar aquí, justo antes de irse a dormir han releído su petición con todo el corazón y la han dirigido mentalmente al Custodio de los Pergaminos».    

      — « ¡Ya sé quién es! Tinel me ha dicho que también se llama Ángel de los Pergaminos. Antes hemos pasado por Su despacho, ¡y brilla tanto…! Se sienta en un escritorio dorado muy bonito que tiene bolsillos en los costados con muchos pergaminos».  

    — «Sí. Él los recoge y se encarga de organizarlos y distribuirlos junto a los demás proyectos, tanto los de las personas como los de los Seres Luminosos. ¡Ah!, pero las personas  han de enviar sus peticiones antes del día 15 de Junio o de Diciembre, ¿eh?».   

    Ben asiente; pero ahora apenas si puede concentrarse en lo que le dice, sabe que es hora de marchar. Cuando ve acercarse a Tinel, toma su mano y se despide del lugar envuelto en un fragante Remolino, confiado en que el Tribunal decida ayudarles. 

...

EPÍLOGO

 

    Sus manitas frotando sus ojos le devuelven a la clara luz de la mañana.

    Ahora, enseguidita, vendrán a despertarle.

    De nuevo sentirá el amor de papá y mamá, y estará con Imanol que siempre le ayuda y juega con él, y hará muchas cosas divertidas.

    Y viendo que todo es perfecto, piensa satisfecho:

 

    «Sí, quiero seguir».  


FIN

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