Otras narraciones Independientes

Más abajo tienes un VÍDEO con extractos del contenido

fundidos en una bellísima música y en hermosas imágenes


La historia, fotografía e imágenes y el correspondiente vídeo han sido creados por María José Moreno

Forma parte de un conjunto de Narraciones Independientes las unas de las otras

La música del Vídeo pertenece al espléndido compositor Juan Carlos García

 

« ¡Pop… pop… pop…!», sonaba sin cesar. Había una vez una pompa de jabón brillante, brillante y redondita…

 

***

La pompita de jabón 


- « ¡Pop… pop… pop…!», sonaba sin cesar…

Como no sabía hacia dónde mirar, cerró los ojitos.

- « ¡Vivaaaaa!», gritó alborozada la pompita mientras flotaba por el nuevo espacio… 

Había una vez una pompa de jabón brillante, brillante y redondita. Su cuerpecito trasparente reflejaba ¡todos los colores del arcoíris!

Salió de un botecillo de plástico de suaves tonos pastel. Al principio se encontraba en el interior del frasco nadando en un mar de agua dulce y jabón. Entonces era francamente menuda, ¡pero aun así sabía en dónde estaba y con quién…!

Sí, ¡desde luego que lo sabía! Ahí dentro había muchísimas otras burbujitas que reían flotando apretujadas en el resbaladizo líquido, y todas ellas, sin excepción, estaban al corriente de ello. De alguna manera conocían el destino inmediato que les aguardaba y que era llenarse del soplo de un niño humano y así crecer, convirtiéndose en glóbulos transparentes más grandes y volar por los aires. 

Hablaban y reían sin parar mientras esperaban ser liberadas del minúsculo recinto. En realidad de primera mano solo conocían, de momento, ese pequeño bote. Un tubo cuya altura era del tamaño de la manita de un niño, con forma cilíndrica, alargada y estrecha. Tenía una tapadera que se cerraba a rosca y que en su parte interna llevaba incrustado un palito alargado para poder remover el líquido que contenía. El extremo inferior del palo acababa en un aro chiquitito. Era precisamente al sacar la tapadera, y con solo soplar el arito impregnado en el agua jabonosa, como se creaban preciosas pompas de jabón de infinitos tamaños y matices de color. Estas, ya liberadas en el aire, reflejaban la luz en sus cuerpecitos sedosos, chispeando el espacio con su alegre algarabía.

- « ¡Pop… pop… pop…!», sonaba y sonaba sin cesar…

La feliz pompita escuchaba el reiterado sonido de las compañeras que concluían su vuelo a medida que iban explotando y ¡desaparecían!… por lo menos en apariencia. A la vista solo quedaban pequeñísimos restos de líquido jabonoso por los suelos como huellas de la flotante danza. Sin embargo, en verdad todas continuaban allí… Al liberar el aire que su tenue pared acuática contenía se desvanecían, sí, ¡pero para dejar de ser pompas y transformarse en algo bien distinto! Algo mucho, muchísimo mayor… Algo que nuestra amiguita aún no conseguía alcanzar a entender, pero que sentía grande y positivo. Por eso le encantaba escuchar ese sonido, intuyéndolo el culmen de su cometido como pompa de jabón. 

Nada más salir al exterior del recipiente, lo primero que sintió fue la estimulante electricidad del aire libre. Al pronto notó cómo el aliento con que era insuflada la hizo nacer a una nueva vida de libertad. Tanto ella como sus compañeras, dilatados sus cuerpos con el cálido hálito humano, se convertían en hermosas y esféricas burbujas. ¡Volaban! ¡Qué experiencia tan magnífica! Las intrépidas pompitas se lanzaban confiadas, expandiéndose en direcciones diversas. Llenaban el aire con sus risas y sus grandes esperanzas, con el regocijo de hacer, completamente entregadas, lo que estaban llamadas a hacer. Primero se elevaban en el espacio para luego bajar y, a medida que estallaban, se depositaba en el suelo una tenue estela de jabón; algunas incluso llegaban hasta el piso antes de disiparse. 

Fue entonces cuando nuestra querida pompita cayó en la cuenta del cometido de su vida; fue entonces cuando comprendió el verdadero significado de los ´pop, pop´… Fue entonces cuando un íntimo y profundo goce vino a colmar su Corazón, sabiéndose dentro del cumplimiento del Plan que ellas tenían reservado.  

- «Esperamos el momento metidas en el botecito. Luego, el niño humano sopla sobre el anillo y así nos desprendemos, convirtiéndonos en esféricos vestidos de espuma que arropan su aliento; es ese el instante en que nos sumamos a su propia alegría.

¡Ah!, ¡y ahora viene lo mejor! Después, cuando todo está cumplido, liberamos ese aliento; pero entonces nosotras ya SOMOS PARTE de su cuerpo de alegría y no necesitamos más el agua ni el jabón. ¡¡¡Cuánto me gusta la Vida!!!»

Estas eran las reflexiones de la inteligente pompita en ese corto viaje que era su vida…, la vida de una pompa de jabón. ¡Ciertamente diríase que todas ellas tenían el mismo tipo de ánimo e ideas a juzgar por su aspecto!

- « ¡Pop… pop… pop…!», sonaba y sonaba y sonaba sin cesar…

El eco del ciclo vital para el que habían nacido todas y cada una de las pompas se repetía. Al explotar, las hermosas burbujitas se integraban en una realidad más elevada: la realidad del júbilo, del entusiasmo…; la realidad de los sentimientos alegres y confiados que experimentaba la persona que las estaba creando con su exhalación.

Por ese camino circular que en la vida de los seres humanos siguen cada uno de sus sentimientos, de sus actos o decisiones –ese camino donde se les devuelve aquello que expresan– es, precisamente por ese camino, por donde nuestra querida pompita de jabón había entrado al mundo de las bellas emociones de aquel niño que la hizo crecer para que pudiera volar.

FIN

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